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12 de julio de 2014

Gobernador y Diputado Leonardo Soto se reúnen con Intendente para trabajar por el cerro Chena, pulmón de la Provincia de Maipo.

El objetivo de esta reunión fue dar a conocer diversas problemáticas y enfrentar desafíos futuros en la Provincia de Maipo, además de promover al Cerro Chena como el próximo gran Parque Urbano de toda la Región Metropolitana.
 El Cerro Chena forma parte de los denominados “Cerros Isla”, poseyendo numerosas ventajas para convertirse en un Parque de excelencia, tanto por su ubicación e historia asociada al pasado incaico y la celebración del “18” Chico, entre otros aspectos diferenciadores.
Posee una altura de 480 metros y está ubicado en las comunas de San Bernardo y Calera de Tango. Su superficie total es de 1.476,08 Hectáreas y la no construida de 1.318, 21 hectáreas, compuestas por vegetación nativa, con una cobertura arbórea entre 30 y 40%.
A inicios de la conformación del Valle, era habitado por Pikunches en “casas eran hechas con varas que se clavaban en la tierra, en círculo o en cuadros, que juntaban arriba. Después las entrelazaban con varillas más delgadas y las cubrían con distintos tipos de paja. La puerta se hacía con los mismos materiales. Dentro de las casas había pocos elementos: platos de barro, de cerámica o madera, cucharas de palo, y calabazas para beber. Las camas eran cueros de animal sobre el suelo y por cabecera usaban “un adobe o un pedazo de leño, y sobre él, que es el mayor regalo, doblada la manta que de día les sirve de capa”, según describió el Padre Alonso de Ovalle.
UN POCO DE HISTORIA
Tras el arribo de los Incas, una parte del cerro fue utilizado para ceremonias sagradas y fortalezas defensivas, donde sobrevive un Pucará como testimonio de aquello.
Desde el cielo, la construcción del pucará dibuja la imagen de un puma en celo, animal sagrado para los Incas y centro ceremonial del Inti Raymi, la fiesta del sol.
En las etapas de colonización y conquista, la primera merced de tierra de todo el sector que hoy conocemos como Provincia del Maipo, la obtuvo el conquistador español Juan Jufré, en el año 1576, abarcando los faldeos cordilleranos, al oriente, hasta el Camino Real del vado o Paso de Tango sobre el Río Maipo, al poniente, que posiblemente corresponda a la actual Panamericana.
Estos antecedentes constan en las Actas del Cabildo de Santiago, sin embargo durante la celebración el día 2 de junio de 1547, el ciudadano Pedro de Villagra pidió a esta audiencia tierras en la ribera del Maipo, para una estancia de pasto y labor, en las tierras de Guachinpilla, Cacique de Marcos Veas.
No se les dieron estas tierras a Pedro de Villagra, por cuanto Marcos Veas, vecino de la ciudad de Santiago, aclamó que eran sus tierras y del repartimiento de sus indios.
Desde el área denominada Zanjón de la Aguada, limitando con la ciudad de Santiago, por el norte, hasta la ribera del Río Maipo, por el sur, se conocían como tierras del “Chequén”, tomando como referencia el nombre de un cerro ubicado en los faldeos cordilleranos, actuales comunas de La Florida y Puente Alto.
La segunda merced de estas tierras las obtiene un carpintero de nombre Mateo de Lepe, quienes aseguran es autor del ornamento de la iglesia de San Francisco, el año 1627.
En el siglo XVIII en un pedazo de las tierras de Lepe se había constituido en el fundo San Nicolás de Tango.
En 1732 lo compró el comerciante José de Perochena y años más tarde su viuda, Francisca Javiera Espejo, lo vendió al capitán José Pérez García, el cronista. Cuando su hijo Santiago Pérez dividió el fundo entre sus hijos Pérez Mascayano – 1830 –  lo llamó Chena. Hasta nuestros días viven descendientes de Pérez entre las propiedades de San Bernardo y también hacia el lado de Maipú. Fue famosa la imagen del presidente José Joaquín Pérez Mascayano durmiendo siesta debajo de las higueras de su fundo de Chena.
Desde el siglo XVI comenzó a pensarse cómo regar ese extenso terreno, al lado de la ciudad y del río.
En 1726 los jesuitas hicieron una bocatoma y un canal para regar sus tierras de Tango, un poco más al sur de San Bernardo, lo que comprobó que la idea era factible.
Una sequía en 1742 dio urgencia al proyecto del canal y los propietarios que sucedieron a Jufre y Lepe pensaron no solo en regar el pasto para sus animales sino en la plusvalía que podrían tener sus terrenos si pasaban de rulo a riego.
Las haciendas de “El Bajo” y “Espejo” y las tierras de Lepe o Llanos del Maipo fueron legadas por don Pedro del Villar por el valor de tres mil pesos de ocho reales “en efectivo de contado y sobre una subasta pública”, luego cedidas al Hospital San Juan de Dios, que en su conjunto abarcaban unas 20 mil cuadras aproximadamente.
Don Pedro del Villar hizo fortuna con el negocio de la chicha, aprovechando la fertilidad de la tierra y del excelente clima para la plantación de viñedos.
Al fallecer sus terrenos abarcaban casi 5.000 cuadras, desde el Zanjón de la Aguada y más allá del Cerro Chena.
En 1816, Marcó del Pont autorizó al hospital a vender 4.962 cuadras, en hijuelas de 4 pesos cada una.
Así comenzó la parcelación de los Llanos del Maipo, en hijuelas de 25 cuadras cada una.
El entorno del Cerro cambió para asentar chacras y haciendas dedicadas a la producción de vino y la producción agrícola-ganadera, entre ellas la propiedad de la familia García de la Huerta.
En los años ’60 comenzó la construcción de la carretera Panamericana y en los años ’70 pasó a manos del Ejército.
En 2002, 38 hectáreas fueron donadas para construir el Parque Metropolitano Sur Cerros de Chena e inaugurado el año 2010 para uso público.
Hoy, es postulado junto a otros 4 cerros para convertirse en un centro urbano de altura con amplios espacios para la cultura, la recreación y el deporte.